La danza en la corte francesa – orígenes del ballet
El ballet y la ópera comenzaron en el siglo XVII, como elaborados espectáculos diseñados en las cortes europeas a modo de entretenimientos extravagantes, utilizados para celebrar matrimonios o mostrar la riqueza y el poder del gobernante. Con actuaciones que eran una mezcla entre palabra hablada, música, danza y pantomima, desarrollaban procesiones ceremoniales con espectaculares efectos técnicos y trajes extravagantes. Las historias se inspiraban en los mitos de la antigua Grecia y Roma o se basaban en temas como las cuatro estaciones, el mundo natural o las tierras extranjeras.
Los trajes eran ingeniosos y fantásticos, decorados con símbolos que ayudaban al público a reconocer a los personajes de la historia. El movimiento a menudo estaba limitado por el tamaño de estos trajes. Originalmente los ballets de la corte fueron protagonizados por la aristocracia y la realeza en las habitaciones y jardines de sus palacios. Los bailes se basaban en las danzas sociales de las cortes reales, con elegantes movimientos de los brazos y la parte superior del cuerpo, y elaborados patrones de piso.

El rey Luis XIV de Francia, conocido como el Rey Sol, encarnó al dios Apolo en Le Ballet de la Nuit (El Ballet de la Noche) a la edad de 15 años.

Estos enormes espectáculos ayudaron a mantener a los cortesanos entretenidos la vida en la corte podía ser monótona y aburrida, y saber bailar era un logro social necesario.
Eventualmente se hizo imposible para los bailarines aficionados alcanzar los estándares exigidos por los maestros y compositores de baile, y entonces las tradiciones del ballet y la ópera se separaron comenzando a desarrollarse de forma independiente, hasta que en 1661 se estableció en Francia la Académie Royale de Danse. Allí se capacitó a los primeros bailarines de teatro profesionales y el baile se trasladó de la corte a los teatros públicos.
Estas espectaculares celebraciones de la corte francesa están representadas en la película Marie Antoinette dirigida por Sofia Coppola en el año 2006. En la siguiente escena podemos ver al sucesor al trono de Francia, futuro Luis XVI, bailando el minué con su esposa Maria Antonieta. Ella, como la mayoría de las mujeres en el salón, lleva un vestido a la francesa o Watteau que se caracteriza por las amplias tablas verticales que parten del escote trasero.
La danza y la moda en el Siglo XIX
Después de la Revolución Francesa de 1789 las mujeres abandonaron los paniers y corsés, que vemos en María Antonieta, por vestidos chemise de estilo griego que enfatizaban el cuerpo.

Las bailarinas siguieron la moda y el uso de estos vestidos significó que podían realizar un mayor rango de movimiento. Ahora usaban zapatillas planas, lo que permitía una mayor flexibilidad en el pie, y las mujeres desarrollaron el truco de levantarse de puntillas (en punta demi). Los trajes de los hombres también reflejaban la moda llevando una chaqueta y pantalones ajustados. Ahora que los trajes se habían vuelto más libres, hombres y mujeres podían bailar juntos.

Estas escenas de baile de principios de siglo XIX son retratadas de manera satírica por el artista Jean François Bosio y resignificadas en el film Emma. (2020) dirigido por Autumn de Wilde.
En la película «La Edad de la Inocencia» (1993) dirigida por Martin Scorsese podemos ver otra escena de baile, esta vez situada en la segunda mitad del siglo XIX en la ciudad de New York. Durante el transcurso de la escena la voz en off va contándonos sobre las características de los salones de baile y el ceremonial requerido a un caballero al ingresar al salón (la película está disponible actualmente en Netflix, esta escena se desarrolla a partir del minuto 7)
El volumen generado en la falda gracias a la crinolina, que en sus inicios era concéntrico, se va desplazando hacia atrás hasta llegar alrededor de 1870 a concentrarse exclusivamente en la parte trasera debajo de la cintura. Esta nueva forma de la falda, imperceptible si vemos a la mujer de frente, se lograba con el uso del polisón.

El registro de estos años en el ámbito del ballet es muy conocido por el trabajo de Edgar Degas. En su pintura «La clase de danza» de 1874 podemos encontrar muchos paralelismos entre el traje, accesorios y peinado de las bailarinas y de las damas retratadas en la llegada al baile Too Early por Tissot.
La danza y los diseñadores a partir del Siglo XX
La relación entre la danza y la moda continúa hasta nuestros días. Son muchos los diseñadores que se inspiraron en el vestuario de los ballets o que lo produjeron. Uno de los exponentes más destacados en este ámbito es el modisto francés Paul Poiret quien, durante los años previos a la Primera Guerra Mundial y a partir de su fascinación con el vestuario y escenografías de Leon Bakst, llevó el estilo de los Ballets Rusos de Diaghilev a la moda femenina.

Este conjunto fue realizado para la fiesta «Las mil y dos noches» organizada por Paul Poiret en 1911 para promover sus nuevas creaciones en todo el esplendor y glamour de la tendencia orientalista.

Años más tarde será el turno de Gabrielle Chanel de colaborar con el vestuario de la compañía de Ballet Rusos en la obra Le Train Bleu de Jean Cocteau. El creciente gusto por el deporte y las actividades en las playas de estos años queda plasmado en este ballet, donde se representan estas y otras actividades desarrolladas en las costas francesas que recorre el tren que da nombre a la obra.

La diseñadora Madeleine Vionnet también se inspiró en la danza, particularmente en la bailarina Isadora Duncan, estudiando sus coreografías para comprender mejor el cuerpo en movimiento. Con motivo del centenario de su surgimiento la casa Vionnet Paris lanzó en 2012 un cortometraje en homenaje a la bailarina que evidencia la continua conexión de la marca con el mundo de la danza.
Otro gran ejemplo de la relación entre danza y moda es el vestuario de la película Black Swan de 2010 dirigida por Darren Aronofsky. Las hermanas Mulleavy de Rodarte crearon los trajes de baile que llevan Natalie Portman y Mila Kunis poniendo en juego la fantasía y oscuridad de la competencia en este universo que bien retrata «El cisne negro».
Posteriormente al diseño de los trajes de «El cisne negro» Rodarte volvió a trabajar con el coreógrafo de la película Benjamin Millepied en la obra Two Hearts para el New York City Ballet.

También en Buenos Aires tenemos ejemplos de esta relación, uno de ellos es el diseñador Pablo Ramirez, quien no solo trabajó como partido para algunas de sus colecciones con estéticas tomadas del ballet sino que también desarrolló vestuario para varias obras siendo «Zeppelin» una de ellas.


Por último, algunas colecciones de moda recientes en las que podemos reconocer la influencia de la danza resignificada en varios de sus aspectos: la escena, el entrenamiento, la música, etc.


El lago de los cisnes por John Galliano para Maison Margiela AW2019
Recomendamos ampliar con:
- El ballet en la corte de Luis XIV
- La clase de danza (1874) Edgar Degas
- Le Train Bleu (1924) CHANEL
- Two Hearts (Benjamin Millepied y Nico Muhly)
- Pablo Ramírez, de la pasarela al escenario
Y ver las películas:




Bibliografía consultada:
- The Origins of Ballet. Victoria and Albert Museum
- Google Arts & Culture
- Historia del traje en occidente: desde los orígenes hasta la actualidad. François Boucher
- Encyclopedia of Clothing and Fashion. Valerie Steele (ed)
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