La indumentaria de los años 30 recupera las curvas de la silueta estilizada. Se marca la cintura con lazos, cinturones o recortes en la moldería. Las faldas se alargan por debajo de la pantorrilla para el día y cubren por completo el zapato para la noche.
El busto ya no se aplana sino que se sostiene con corpiños que acompañan la forma natural. Los cambios en la ropa interior son posibles gracias al desarrollo de fibras elásticas (Latex).
Los temas históricos o escapistas abundan en el traje de la época: neoclasicismo, Victoriana, glamour hollywoodense, Surrealismo y elementos étnicos. Estos estilos cobran aún más fuerza en la fotografía y la ilustración de moda.
Se destacan por estos años las diseñadoras Madeleine Vionnet y Elsa Schiaparelli. La primera por su manera de construir las prendas, la segunda por la incorporación de conceptos artísticos en sus colecciones.
Como consecuencia de la crisis económica la mayoría de los bordados fueron reemplazados por diseños estampados. La complejidad de corte de las prendas y el uso de las telas al biés requirieron motivos pequeños o abstractos y de estructuras sin pie.
El italiano Salvatore Ferragamo, lidiando con la escasez y racionamiento producto de la 2da Guerra Mundial, trabaja con materiales no convencionales en la producción de calzado.
La belleza estaba asociada a la vida sana y la práctica de deportes.
El cine de Hollywood tenía gran influencia en la moda de la década. En un principio seguían el estilo francés hasta que progresivamente los vestuaristas/diseñadores de los grandes estudios generaron nuevas tendencias.
Utility Suits: trajes que responden a los esquemas de racionamiento implementados en países como Inglaterra y Francia durante la 2da Guerra Mundial.
El maquillaje y los accesorios (particularmente los sombreros) cobraron gran protagonismo por la necesidad de actualizar o distinguir conjuntos básicos y versátiles.